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tu llamado

 

deja que devuelva en esta fe

el combate de tu piel.

la frescura de este ayer,

cuando empiezo a comprender

lo amargo del sol

espejo de dios

 

deja que se pudra

aquella herida que controla el ser;

es la noche que no ciega,

es la memoria de perder

el vertigo, que sangra

el profundo despiadado,

el asombro mutilado,

es tu llamado.

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